viernes, 30 de diciembre de 2011

Toreros peruanos

Haciendo un balance de fin de año respecto a la performance de los toreros peruanos, puedo afirmar que la pasada Feria del Señor de los Milagros demostró una vez más la valía de nuestros toreros, que se fajan todo el año en plazas provincianas para llegar a Acho con la moral al tope y enfrentar en el ruedo al ganado que le pongan al frente.

Solo basta recordar la novillada que precedió a la primera de abono, donde Carlos Ramírez “Morenito de Canta” sorprendió a los entendidos con un toreo maduro, cuajado, arrojado. Sus faenas dejaron una grata impresión tanto que se llevó las palmas del respetable y fue motivo de elogios en las crónicas posteriores.

Fernando Roca Rey no corrió con igual suerte en la primera de abono, pero fue más que todo porque el ganado le falló pues él venía de hacer estupendas faenas en cosos del interior del país, como en San Marcos, Huari, donde cortó tres orejas y un rabo. Su alejamiento temporal de los ruedos lo hicieron aparecer como un tanto carente de oficio, pero luego demostró que todavía tiene un largo camino por andar.

Otro que sorprendió este año gratamente es el matador chiclayano Paco Céspedes, quien en las celebraciones de la Virgen del Rosario en la plaza monumental de Huari, demostró que puede convertirse en un torero de aquellos. Cortó dos orejas y logró sacar adelante a un toro que no se portó con bravura en la arena.

El torero huancaíno Juan Carlos Cubas es otro que viene destacando en la lidia, gracias a su perseverancia y su indoblegable espíritu en el ruedo. Lleva ya algunos años en la brega, siempre con la misma valentía y clase al momento del toreo. Le esperan mejores tardes en la arena si sigue por ese derrotero.

Como ven, la tauromaquia nacional tiene lo suyo y hay un futuro largo por ver. Buenas ganaderías, buenos toreros y buenos aficionados nos hacen creer que todo el próximo año seremos testigos de grandes faenas por parte de nuestros toreros y que la fiesta brava será por siempre un arte para verse de pie y aplaudirlo a rabiar.

jueves, 29 de diciembre de 2011

La bravura del toro de lidia

Al igual que el caballo peruano de paso, constituye una raza única en el mundo. España se jacta de ser la tierra del toro de lidia y razón no le falta, porque las más grandes ganaderías de toros de lidia que existen en el mundo son españolas y gracias a sus sementales se ha logrado conseguir espectaculares cruces.

Gracias a esta formidable raza de toros se ha logrado formar espectaculares ganaderías en México y Colombia, que ahora tienen poco que envidiar a sus mentores, pero que la raza pura es la española en cuanto a toros de lidia, eso ni qué dudarlo porque basta verlos sobre la arena para comprobarlo.

Pero en España existe también una gran discusión sobre cuál es el verdadero toro de lidia. Los dividen entre los “toros comerciales” y los “toros bravos”. Según los entendidos, los comerciales son aquellos que vemos cada domingo en cuanta plaza de toros haya corrida. Son fieros, embisten, pero no son lo suficientemente bravos como para enfrentar una faena.

Para ellos el toro bravo es aquel de raza única, salvaje, que se cría suelto por el campo y se siente dominador de todos los terrenos. Su trapío, fuerza y embiste son una característica fundamental de su raza. Sus ganaderos no participan con frecuencia de los espectáculos taurinos, porque según refieren los matadores tienen miedo de enfrentarlos.

Pero la bravura de estos ejemplares no solamente se mide por su raza y por su casta, reforzada durante sus cuatro años de crianza en los corrales. También tienen que ver con el “afeite” de su cornamenta. Un toro “afeitado” no ofrece igual faena que un toro con sus astas intactas, al natural. Eso es lo que también reclaman los conocedores.

Pero hay que admitir que entre los llamados toros comerciales, que no son tan bravos como la afición los requiere, los hay también de muy buen porte, de una constitución anatómica espectacular y que a la hora del encierro demuestran de qué están hechos y ofrecen faenas espectaculares y de antología.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Luis Miguel “Dominguín”, artista del toreo

Uno de los principales atractivos de la fiesta brava, es la fama controvertida y díscola que tienen algunos matadores. Este es el caso de Luis Miguel “Dominguín”, un torero de aquellos, pero también extremadamente temperamental y hasta agresivo en sus reacciones en los ruedos.

Nació en Madrid, el 9 de noviembre de 1926, y fue hijo del afamado matador “Dominguín” y hermano de los matadores Pepe y Domingo “Dominguín”. Fue tío político de Francisco Rivera “Paquirri”, quien era casado con su sobrina carnal Carmen Ordóñez, y tío abuelo de los matadores Cayetano y Francisco Ordóñez.

Fue considerado como uno de los diestros más populares entre los años 40 y 50. Debutó en público a los 12 años en la plaza de toros Campo Pequeño, en Lisboa, Portugal. Tomó la alternativa el 2 de agosto de 1944, en La Coruña. La confirmación la tuvo en la plaza de Las Ventas, el 14 de junio de 1945, apadrinado por Manolete y teniendo como testigo a José Luis Vásquez.

“Dominguín” fue famoso también por sus amoríos con famosas estrellas del celuloide como Ava Gardner, Lana Turner, Rita Hayworth y Lauren Bacall. El 1 de marzo de 1955 se casó en Las Vegas con la actriz Lucía Bosé, con quien tuvo tres hijos, uno de ellos el popular cantante español Miguel Bosé.

Fue también una importante y controvertida figura pública, amigo del presidente Francisco Franco y del artista plástico Pablo Ruiz Picasso. Fue un gran matador, con orgullo, ambición y conocimiento de la tauromaquia, no en vano provenía de una larga generación de toreros.

“Dominguín” lucía mejor con el capote que con la muleta. Fue el primero del escalafón español entre los años 1946 (62 corridas), 1948 (100 corridas) y 1951 (98 corridas). Se retiró en 1961, aunque volvió a los ruedos en 1971 para retirarse definitivamente en 1973. Esta gran leyenda del torero español y mundial, falleció el 8 de mayo de 1996.

martes, 27 de diciembre de 2011

Calendario taurino 2012

Se viene armando ya la temporada taurina 2012 en el país, con buen ganado y matadores de primer nivel que llegarán a nuestras principales plazas provincianas para demostrar sus valía y arrojo en la arena. Este año se han realizado más de 600 corridas a nivel nacional y se espera que para el próximo esta cifra vaya en aumento.

Los primeros en anunciar juego para el año próximo son los organizadores de la Feria Taurina de Cutervo San Juan Bautista 2012. Ellos viajaron a Bogotá, Colombia para adquirir 6 reses de la ganadería de Manzanal, del ganadero y matador Alberto Cediel; y 12 reses de la ganadería de Las Ventas del Espíritu Santo, del maestro César Rincón.

El ingeniero Jairo Mena Tello, presidente de la feria, manifestó que se están haciendo los primeros contactos para traer diestros españoles y colombianos, aunque se contará también con la presencia de matadores peruanos que destacan firmemente en el arte de la lidia y que han hecho excelentes faenas en el año que culmina.

La venta de abonos se iniciará en enero y la Asociación de Comerciantes y Transportistas de Cutervo, entidad encargada de organizar el evento este año, se han comprometido con su pueblo y con la afición taurina a brindar un espectáculo de primer nivel, digno de la ocasión y de la tradición que los precede en la organización de estos encierros.

Cutervo ha sido por años un lugar atractivo para la fiesta brava y el aficionado es conocedor del buen ganado y de la calidad de los toreros que llegan hasta sus plazas. Por ser una región eminentemente ganadera es comprensible que hay mucha expectativa por lo que ocurrirá en estos encierros el próximo año.

Esta es una buena noticia para los amantes de la tauromaquia que tienen en Cutervo a una de las más atractivas fechas dentro del calendario taurino peruano y que para el 2012 espera redituar temporadas estupendas y gloriosas.


lunes, 26 de diciembre de 2011

Picasso y la tauromaquia

Pedro Ruiz Picasso fue acaso el más grande artista plástico contemporáneo que pasó de un siglo a otro dejando en sus 90 años de vida un innumerable y variado legado pictórico, sin comparación alguna frente a la dimensión de cualquier otro artista de su tiempo y hasta de la actualidad.

Pero es quizás su incursión en el mundo de la tauromaquia, allá por el año 1934, el que marca su afición, su apego y la más vasta y apreciada producción de cuadros y grabados sobre la fiesta brava, que el pintor malagueño disfrutó junto a su esposa Olga y su hijo Pablo en su visita a las ciudades de Madrid, Burgos y San Sebastián.

Sin embargo, Picasso, amado y odiado por su gran público, bohemio, díscolo e incomprendido, confesó casi al final de su existencia que no se sentía conforme con su obra en cuanto lo que representaba la lidia, los toros, su gente, la plaza y todo la magia y el arte que encierra.

Para sus críticos, Picasso cumplió con creces en su obra, dicen que fue de una gran dimensión, de un gran influjo en las conciencias de la gente de sus tiempos, y también afirman que marcó al aficionado taurino de su época. Picasso no era de la misma idea, pero en 1937, dio a luz una monumental obra que les dio la razón a los críticos.

El Guernica, impresionante mural que retrata el bombardeo del III Reich alemán a la población vasca de Guernica, en 1937, durante la Guerra Civil Española. La imagen principal del mural es la de un toro que se levanta dentro del fragor de las explosiones y la destrucción de un pueblo convertido en símbolo.

Cuentan que cuando los jerarcas alemanes vieron el cuadro, le preguntaron a Picasso si el lo había hecho. Picasso les respondió: “Ustedes lo hicieron, yo solamente lo pinté”. Una respuesta que pintó de cuerpo entero el espíritu rebelde del genio, quien con este cuando no solamente rinde un homenaje a los 120 mil caídos en el bombardeo, sino también a la estampa del toro de lidia y la fiesta brava. 

viernes, 23 de diciembre de 2011

Los antitaurinos en el Congreso de la República

El Perú es un país con una enorme tradición taurina; no me cansaré de afirmarlo y reconocerlo. Más aun cuando surge por allí algún desubicado parlamentario que por ganar cámaras y titulares en los diarios locales, anuncia un proyecto de ley para prohibir las corridas de toros en el Perú.

Ahora se trata del congresista por Gana Perú, José Urquizo, quien presentó su proyecto tanto a la Comisión de Cultura como a la de Educación, y en ambas comisiones se inhibieron de dictaminarlo. Es decir, su propuesta no ha logrado eco en el parlamento y habría que recordarle por qué.

Primero, porque el Perú es un país libre y democrático en donde existe el pleno derecho a participar tanto de actividades públicas como privadas, siempre y cuando no vayan en contra de las leyes establecidas por la Constitución del Estado ni sean actos reñidos contra la moral. Este no es el caso de las corridas de toros.

Segundo, porque la tauromaquia es un espectáculo que no solamente se ofrece en la plaza de toros de Acho, sino en todo el país. Se calcula que al año se realizan alrededor de 800 corridas de toros en todo el territorio nacional. Recientemente se realizó la corrida en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción, en Puno, a 4,400 metros sobre el nivel del mar.

Y, tercero, porque la industria taurina en el Perú promueve diversas actividades paralelas y en los últimos años, pese a la insistencia de los movimientos antitaurinos, logra cada vez un mayor número de aficionados que se dan cita a cuanto lugar donde se produzca un encierro taurino.

Finalmente, habría que recordarle al congresista Urquizo que el parlamento nacional está para legislar sobre temas de interés nacional que se encuentran encarpetados por años. Una revisión de todos estos expedientes, que duermen el sueño de los justos, no sería un mal ejercicio para el parlamentario en lugar de buscar cámaras y figuración a costa de una actividad tradicional y legalmente establecida.

jueves, 22 de diciembre de 2011

"El Juli" el matador del siglo XXI

La primera vez que vi torear al “Juli” en Lima fue una tarde en Acho, una de las mejores corridas que he visto en mi vida y en la que solo le faltó cortar pata. Fue un verdadero espectáculo ver a este joven de tan solo 16 años lucirse con el capote, esperando rodilla en tierra la salida del astado de los corrales; luego poniendo banderillas como un trajinado maestro; y, finalmente, pasearse con el capote para rematar con una estocada completa.

Julián López “El Juli” nació en Madrid, España, el 3 de octubre de 1982. Su padre, quien llevaba el mismo nombre y apodo en los ruedos, fue un destacado novillero y posteriormente banderillero. La familia de su madre, Manuel Escobar, también estuvo vinculada al toreo en pequeñas plazas de Toledo. Estudió en la Escuela de Tauromaquia de Madrid.

Años más tarde decide viajar a México, pues por su corta edad no podía torear en España. Fue allí donde inicia su destacada trayectoria como novillero cortando dos orejas el 16 de marzo de 1997 en Texcoco.  A partir de ese momento participó de 77 novilladas, cortando 133 orejas y 11 rabos.

El 18 de setiembre de 1998 “El Juli” toma la alternativa como torero de manos de José Mari Manzanares actuando como testigo José Otega Cano, convirtiéndose así en el matador más joven de la historia. Esa tarde cortó dos orejas de toros de la ganadería de José Ruiz.

“El Juli” no ha parado de torear desde esa fecha. Cada año lo cierra con espectaculares números que se suman a los apéndices que gana, a los toros que indulta y hasta a la cantidad de reses que mata. Se dice que en una ocasión, ante la negativa de sus compañeros de cartel para enfrentar sus toros, Julián decidió matar los 6 toros por su propia cuenta y riesgo. Un verdadero record para la tauromaquia mundial.

La verdad que antes de verlo torear, mucho se hablaba sobre el fin de la fiesta brava y las prohibiciones que se multiplicaban por las plazas del mundo. Pero después de ver a “El Juli” sobre el ruedo, con ese arrojo y valentía para enfrentar toros de más de 500 kilos, me convencí de que teníamos toros para rato, que la fiesta nunca desaparecería más aun teniendo a matadores como Julián López “El Juli”. 

martes, 20 de diciembre de 2011

Miura, los toros del miedo

Cuando en tauromaquia se habla de un toro bravo de inmediato se le asocia con un toro de Miura, la ganadería fundada por Juan Antonio Miura en 1842 en la finca Zahariche, en la localidad sevillana de Lora del Río. Es un animal con características salvajes, indómitas y cuya leyenda de muerte se mantiene en el tiempo.

Esta leyenda incluye los nombres de los matadores Pepete, Pedro Carreño, Faustino Posadas, Domingo del Campo “Dominguín”, El Espatero, Llusío y Manolete, este último el más renombrado de todos y quien perdiera la vida en la arena por la cornada artera de “Islero” en la plaza de Linares, en 1947.

El Miura es un toro caracterizado por su ímpetu, por su velocidad, por ser un toro volador desde su salida a la plaza, es violento en su desplazamiento y en el primer tercio de la lidia marca la diferencia del resto del ganado. Son ejemplares de gran altura, largos también, huesudos y de manos y patas altas.

A la muerte de José Antonio Miura, en 1883, lo sucedió su hermano Eduardo en la gestión de esta importante ganadería que por esos años producía los mejores toros de lidia de España y del mundo entero. En 1917, heredaron la ganadería los hijos de José Antonio, Antonio y José, quienes siguieron adelante con la tradición de esta casta salvaje.

Tal es la fama de los Miura, que Ferruccio Lamborghini, el hombre tras la afamada marca de autos del mismo nombre, quien era un apasionado de la fiesta brava, les puso nombres de toros famosos a sus modelos de autos deportivos. “Diablo”, “Gallardo” o “Islero” son  nombres de modelos exclusivos de Lamborghini, en honor a toros Miura que brindaron lucidas faenas y que hasta fueron indultados en la plaza.

La leyenda negra de los Miura los persigue por años. En España sus corridas son muy respetadas, pero a la vez temidas por la afición y los entendidos. Dicen que cuando un torero se enfrenta a un Miura, cobra más por la corrida, una especie de seguro de vida contra accidentes o contra la propia muerte.

lunes, 19 de diciembre de 2011

La bondad del ganado peruano

La carne vacuna o de res peruana comienza a apreciarse considerablemente en el mercado local. Esto gracias a que existe una mayor preocupación de los ganaderos peruanos por obtener ejemplares de apreciable producto cárnico.

Este constituye, sin duda, un hecho que debe enorgullecer a los ganaderos peruanos quienes a fuerza de mucho trabajo y constantes perfeccionamientos en sus procesos productivos y genéticos, han logrado introducir en el mercado peruano cortes de calidad, aunque todavía falta aumentar el nivel de consumo.

Según cifras del Ministerio de Agricultura, cada peruano consume anualmente 5,3 kilos de carne de res al año. En Chile se consume 22,1 kilos y en Argentina 63 kilos. Estas cifras nos demuestran que comparativamente el consumo per cápita en nuestro país es bajo, pero hay ahora una mayor y mejor productividad.

Esto porque hace algunos años el ganadero arequipeño Fernando Paredes fue uno de los primeros en demostrar que la carne peruana puede ser de tan buena calidad como la de Argentina, gracias a la nueva variedad de raza Taurus que desarrolló en sus criaderos.

Hoy nuestro país se puede autoabastecer de carne de res sin necesidad de importar, aunque todavía se adquiere del extranjero cortes de mayor calidad procedentes de Argentina y Brasil, principalmente. Aquí juegan un papel importante los supermercados peruanos que han empezado a comercializar con éxito productos cárnicos de origen peruano.

Desde estas breves líneas quiero expresar un reconocimiento a este esfuerzo que logra consolidar el trabajo emprendido por quienes nos preceden en esta actividad, y que se traducen en estas importantes cifras que hoy refleja el Ministerio de Agricultura. ¡Bien por ello!

viernes, 16 de diciembre de 2011

Acho es Acho

Esta es una frase que he escuchado repetir desde hace muchos años a viejos taurófilos, amantes de la fiesta brava desde siempre y que guardan un sentimiento muy especial por el significado de la Feria del Señor de los Milagros.

He tenido la oportunidad de estar en la plaza de La Ventas en Madrid, en la Monumental de México, en Colombia, pero el encanto que encierra Acho, el centenario coso del Rímac, la vieja y legendaria plaza de toros que se resiste a morir con el paso del tiempo y pese a la afrenta de sus detractores, es único e inigualable.

La gente que llega a la plaza cada año para la feria es público entendido, cálido, afectuoso, conocedor de la tauromaquia, que no se deja engañar fácilmente con ganado que no responde o con matadores que no cumplen en el ruedo. De ahí que son famosos los “silencios”, tan elocuentes como evidentes, y los famosos “bocineros” que no se guardan una al momento de criticar lo que ocurre en la plaza.

Acho tiene fama también de ser una plaza exigente. Aquí solo llegan matadores precedidos de un excelente cartel. Este año estuvo Enrique Ponce que con sus 40 abriles recién cumplidos, obtuvo el Escapulario de Oro. Y lo mismo podemos decir de Talavante que vino de triunfar en México por todo lo alto y repitió la faena en Acho, no en vano  recibió el reconocimiento del Círculo de Cronistas Taurinos.

Es cierto que comparada con otras plazas, Acho resulta pequeña en tamaño, pero grande en corazón, emoción y sentimiento torero. Quizás la más grande herencia que hemos heredado de la Madre Patria es ese apego incondicional a la fiesta taurina, a la belleza de las mujeres que la engalanan y a ese arte que se derrocha en cada una de sus corridas.

Por todo esto y mucho más, como siempre suelen repetir los viejos y los no tan viejos al momento de referirse a la plaza de toros de Acho: Acho es Acho, con toda su tradición, sus memorables faenas y su gente siempre tan conocedora, tan afectuosa y tan entregada al bello arte del toreo.

jueves, 15 de diciembre de 2011

"Antoñete" y su leyenda taurina

Hace unas semanas nos dejó uno de los más grandes matadores de la segunda mitad del siglo pasado. Antonio Chenel “Antoñete” fue un torero español de antología, solo comparado con grandes figuras de la lidia como Manolete y Juan Belmonte. Murió en el hospital Puerta de Hierro, víctima de una bronconeumonía, luego de haber sido internado por fallos respiratorios, a los 79 años.

Considerado como un mito del toreo, Chenel fue durante cuarenta años un matador de  lujo en los ruedos. Su arte fue apreciado en todo su esplendor por aficionados ávidos del disfrute de la fiesta brava que llegaban hasta las plazas en busca de la faena soñada. Era un fumador empedernido, hábito que heredó al imitar a Manolete, quien fumaba cigarrillos en la puerta de cuadrillas.

El maestro Curro Vásquez, compañero de oficio y amigo suyo durante todos sus años de brega, lo consideró como un “torero de toreros”. Era un espejo sobre el cual se miraba e imitaba en su toreo. Su estilo clásico, impecable, elegante lo convirtió en figura de culto y admiración.

En los últimos  años, “Antoñete” se dedicó a los comentarios taurinos en un canal de televisión español. Junto a Manolo Molés y Emilio Muñoz,  formaban un trío de polendas en los habituales encierros taurinos domingueros. Su opinión versada y autorizada le otorgaba un sello de distinción a su programa.

“Antoñete”, junto a “El Viti” y Curro Vásquez, fueron también matadores contemporáneos que ofrecieron grandes tardes de toros bravos y plazas atiborradas de espectadores que se deleitaban al máximo con sus faenas. No era casualidad que estas leyendas del toreo salieran a hombros de la plaza, cada domingo de sangre y arena.

Su recuerdo imperecedero vivirá por siempre no solo entre quienes tuvieron el privilegio de verlo torear, con esa exquisitez y valor en la arena, sino también entre quienes hemos podido ser testigos de su leyenda a través de escritos y crónicas de la época. ¡Descansa en Paz, “Antoñete”!

miércoles, 14 de diciembre de 2011

De razas y regiones

Cuando uno piensa en ganadería lo primero que se le viene a la mente son los toros de lidia y la fiesta brava. Sin embargo, el mundo ganadero es mucho más amplio y variado por lo que vale la pena hacer un recorrido por las principales regiones ganaderas del país.

Empecemos por la región Ayacucho, exactamente en la provincia de Cora Cora, donde crece y se multiplica una raza prolífica proveniente de Inglaterra: Shorthorn, que logra productos cárnicos de excelente factura al igual que el ganado Beefmaster, que tiene como origen la zona semidesértica del sur de Texas.

En la región Cajamarca ha logrado aclimatarse la raza Heresford, proveniente del Reino Unido, así como la Aberdeen Angus, que se origina en Escocia y caracterizada por su precocidad reproductiva, fertilidad y excelente producción lechera.

Por su parte, en las regiones frías altoandinas del país, como Puno y Cusco, ha logrado adaptarse la raza Normando, de buen tamaño y gran docilidad, así como la Santa Gertrudis, de origen estadounidense, de doble propósito (carne y leche).

En casi todas las regiones del país donde hay actividad ganadera, el vacuno criollo constituye una raza que ha sido cruzada con Brown Swiss, Holstein y Cebú. Y en la región Junín, el llamado Vacuno tipo Junín mantiene su preeminencia dentro de las demás  al haberse adaptado a la altura y por su crianza basada en el consumo de pastos naturales.

Finalmente, en la región San Martín, el ganado Gyr, originario de la India, se viene cruzando con Holstein y Brown Swiss obteniendo excelentes resultados. Mientras que el Gujarat, proveniente de la costa oriental de la India y el Brahman que tuvo su origen en la India, pero que al Perú llegó directamente de Brasil y la India, lograron habituarse a la región.

Como puede apreciarse, el panorama del mundo ganadero nacional es amplio y diverso. Tenemos todo un largo e interesante camino por recorrer y explorar dentro de una actividad productiva convertida ahora en uno de los más importantes sustentos de nuestra floreciente economía nacional.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Enrique Ponce ganó el Escapulario de Oro

La Feria Taurina del Señor de los Milagros tuvo como único y destacado triunfador al diestro español Enrique Ponce, quien en la tercera corrida de abono, luego de dos formidables corridas, cortó dos orejas y salió de la plaza a hombros.

Ponce llegó a Acho precedido de un excelente cartel, ya que en la Monumental de México logró concretar faenas de antología, llegando incluso a regalar un toro al no sentirse conforme con el ganado que le tocó en suerte. El juez de la plaza aceptó el obsequió y el publico quedó satisfecho con la faena final de Ponce.

En Acho el ganado le respondió bien a Ponce, tuvo mucha suerte con sus dos ejemplares, y la prueba de ello es que el respetable lo ovacionó con entusiasmo y agradecimiento, y los dos apéndices fueron un justo premio a la actuación del torero valenciano.

Ponce también fue declarado como triunfador de la recién concluida Feria de Quito, donde obtuvo por quinta vez el premio Jesús del Gran Poder, que concede la ciudad. Es la primera vez que un torero gana cinco veces este premio (1993, 1994, 2003, 2010, 2011).

Con 40 años recién cumplidos el pasado 8 de diciembre, Ponce hizo historia también en Quito hace unas semanas al lograr indultar su toro número 40 durante su brillante carrera en la tauromaquia, iniciada precozmente a los ocho años cuando su abuelo Leandro Martínez lo llevó a torear un becerro.

Este ha sido, sin duda, un buen año para Enrique Ponce, quien se ha convertido en un modelo del toreo clásico y elegante. Sus “poncinas” son una prueba de su creatividad y disposición con la muleta. Que sigan los éxitos para este auténtico matador español que llena las plazas y nos asombra en cada tarde de sol y sombra.

viernes, 9 de diciembre de 2011

La industria taurina en el Perú

Se calcula que tiene invertidos más de 680 millones de dólares en terrenos, reses e infraestructura en las 120 ganaderías de lidia que existen en todo el país. Aunque estas cifras puedan resultar espectaculares en términos económicos, ahí no radica el éxito de las ganaderías ni de la fiesta brava en sí, sino en la calidad del espectáculo que se ofrece en cada plaza de toros peruana.

Actualmente hay 260 plazas de toros en todo el país, se han construido recientemente 10 plazas nuevas lo que demuestra que la afición por la tauromaquia va en aumento, son cada vez más los aficionados a la lidia los que se congregan en torno al matador y el animal para gozar de todo el arte y la belleza del toreo desde los tendidos.

Según lo expresan grandes conocedores de los toros como Bartolomé Puigross y Dickey Fernández, autores de notables tratados sobre la lidia, en los últimos cinco años, aproximadamente 20 ganaderías peruanas han sumado esfuerzos por mejorar la calidad de sus reses y de contar con ganado cunero tienen ahora en sus corrales ganado de casta, cuya inversión en crianza es el mismo, pero sus ganancia al momento de ofertarlo es superior.

Las nuevas plazas de Bambamarca, Chavin de Huantar, Llamac, Rondos, Huari, Huancavelica, Macusani, Baños, Viraco y Marangani son ahora nuevos escenarios que se han convertido en testigos privilegiados de estas nuevas castas toreras peruanas que se lucen en cada tarde junto a su inseparable pareja: el matador.

El Perú tiene lugares en donde las plazas de toros no son indispensables para una  buena corrida. De las aproximadamente 800 corridas que se realizan al año, muchas de ellas se realizan en escenarios improvisados, en la plaza de armas del pueblo, en un ruedo improvisado por camiones y hasta por los mismos espectadores. Toda una tradición envuelta por una pasión.

Y aunque la fiesta brava en el Perú no es motivo de afluencia turística, como suele suceder en España en donde el 25% de la plaza se llena de turistas, es probable que en los próximos años podamos hablar de un turismo taurino que promueva la industria sin chimeneas por todo el país, solo es cuestión de proponérselo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Historia de las ganaderías de lidia en el Perú

El cronista taurino y escritor Bartolomé Puiggrós, en colaboración con el periodista Dickey Fernández, lanzaron al mercado editorial peruano el segundo volumen de la Historia de las ganaderías de lidia peruanas, que forma parte de la serie bibliográfica la Historia de la Tauromaquia en el Perú. Una obra monumental y de lectura obligada para los amantes de la fiesta brava.

Se trata de 490 páginas divididas en siete capítulos que reseñan toda la historia de los toros de lidia peruanos que tuvieron un origen ligado con la conquista española y con todas aquellas tradiciones y costumbres heredadas de la noble corona española, que se mantienen intactas hasta nuestros días.

Cada capítulo de esta obra capital para la tauromaquia peruana, describe con exactitud los albores de la crianza de toros de lidia, aportándole detalles insospechados y jamás revelados lo que revela un notable trabajo de investigación a cargo de estas dos destacadas plumas del ambiente taurino local.

Dentro de las ganaderías históricas, se habla también de las ganaderías precursoras, las ganaderías lamentablemente desaparecidas, las ganaderías actuales y las nuevas ganaderías que apuntan a convertirse en las ganaderías que afronten el futuro de la tauromaquia en el Perú.

Cieneguilla, El Olivar y Rinconada de Mala figuran entre las precursoras, mientras que Caballero, Consac, Hornillo, Larán, San José de la Molina y Vilcahuara, se erigen como las ganaderías antiguas, cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos.

Entre las ganaderías desaparecidas, pero con trayectoria se mencionan a Jaral del Monte, Yéncala, El Pedregal, El Pinar, San Fernando, Las Salinas y Huando.

Y entre las actuales, los autores mencionan a San Pedro, San Simón, Roberto Puga, Juan Manuel Roca Rey, El Olivar, El Rocío, Paiján, La Viña, Montegrande y Santa Rosa de Lima, entre otras destacadas.

Sin duda, un libro que no podemos dejar de leer y coleccionar, más aún si queremos mantener vigente la afición taurina en el país, siempre con la misma pasión y convicción.

martes, 6 de diciembre de 2011

La ganadería de Roberto Puga

Es una historia llena de esfuerzo, coraje y determinación para superar las adversidades y ser ahora considerada como la ganadería fundacional de los toros de lidia en el Perú.
Su padre, don Rafael Puga Estrada, fundó la ganadería La Pauca en 1949, que fuera considerada como una de las más grandes del mundo. Lamentablemente el gobierno militar de 1968 y su reforma agraria, dejó en ruinas lo que antaño fue un emporio ganadero de reconocido prestigio.
En 1981, con la vuelta de la democracia, Roberto Puga coge el pendón dejado por su ilustre padre y funda su propia ganadería. Luego de algunos desencantos propios de esta nueva aventura, decide viajar a España donde adquiere dos lotes de 25 vacas preñadas cada uno, de los herederos de Juan Pedro Domecq Diez y Alvaro Domecq.
Ahí comenzó la historia de éxito de Roberto Puga. Esta importación de reses fue la primera que se hizo luego de 27 años y se considera como el punto de partida para la crianza de toros de lidia en el Perú. Los frutos de esta selección empezaron a apreciarse en las principales ferias taurinas del país, tanto en novilladas como en corridas de toros donde más de un ejemplar resultaba indultado, reflejando de esta manera el inconfundible sello Domecq.
Es así que desde 1995, los ejemplares de Puga pastan en lo extensos potreros de la hacienda Montegrande, en el distrito de Salas, en la región Lambayeque, predominando los pelos colorado, negro y burraco, típicos de su origen.
El público tuvo la oportunidad de verlos en la arena de Acho en esta temporada 2011, con toda su bravura y esplendor, y no desentonaron en sus respectivas faenas.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Toreros mexicanos que triunfan en España

Leí hace unos días comentarios de críticos taurinos mexicanos, quienes afirman que para hacer oficio en el toreo y cuajar como lo requiere la afición es necesario estar en España y alternar en los mejores carteles. Y no dejan de tener razón.

Esto ha hecho que los toreros mexicanos de moda, como Arturo Saldívar, Eulalio López, Sergio Flores y David Silvetti, trajinen incesantemente en la península ibérica, con faenas espectaculares, de mucha valentía y con la calidad y humildad que los caracteriza.

El torero mexicano tiene fama de ser persistente, bullidor, empeñoso en su labor, diestro con el capote y la muleta, y que aprende a matar con la insistencia y el desempeño que aporta cada tarde de sol y sombra. Los matadores mexicanos Rodolfo Gaona, Silverio Pérez, Manolo Martínez y Eloy Cavazos son un claro ejemplo de lo antes dicho.

Estos matadores se hicieron famosos tanto en plazas mexicanas como españolas, dejando siempre en la arena una innegable calidad en su toreo, un arrojo digno del mejor matador y una entrega siempre dispuesta al aplauso de pie del respetable, a quienes deben toda su interminable faena.

Es por ello que en Perú, se reclama con tanta insistencia que los jóvenes toreros peruanos viajen a España para ganar oficio y experiencia. No es fácil, tiene un costo en todo sentido, pero es la mejor alternativa para lograr ubicarse en lugares expectantes en los carteles del toreo mundial.

México tiene lo suyo, pero el Perú también, así que no falta nada para que pronto podamos ver las plazas de España o México a toreros peruanos triunfando por todo lo alto, ganando el aplauso del público y la buena crítica de los entendidos.