jueves, 22 de diciembre de 2011

"El Juli" el matador del siglo XXI

La primera vez que vi torear al “Juli” en Lima fue una tarde en Acho, una de las mejores corridas que he visto en mi vida y en la que solo le faltó cortar pata. Fue un verdadero espectáculo ver a este joven de tan solo 16 años lucirse con el capote, esperando rodilla en tierra la salida del astado de los corrales; luego poniendo banderillas como un trajinado maestro; y, finalmente, pasearse con el capote para rematar con una estocada completa.

Julián López “El Juli” nació en Madrid, España, el 3 de octubre de 1982. Su padre, quien llevaba el mismo nombre y apodo en los ruedos, fue un destacado novillero y posteriormente banderillero. La familia de su madre, Manuel Escobar, también estuvo vinculada al toreo en pequeñas plazas de Toledo. Estudió en la Escuela de Tauromaquia de Madrid.

Años más tarde decide viajar a México, pues por su corta edad no podía torear en España. Fue allí donde inicia su destacada trayectoria como novillero cortando dos orejas el 16 de marzo de 1997 en Texcoco.  A partir de ese momento participó de 77 novilladas, cortando 133 orejas y 11 rabos.

El 18 de setiembre de 1998 “El Juli” toma la alternativa como torero de manos de José Mari Manzanares actuando como testigo José Otega Cano, convirtiéndose así en el matador más joven de la historia. Esa tarde cortó dos orejas de toros de la ganadería de José Ruiz.

“El Juli” no ha parado de torear desde esa fecha. Cada año lo cierra con espectaculares números que se suman a los apéndices que gana, a los toros que indulta y hasta a la cantidad de reses que mata. Se dice que en una ocasión, ante la negativa de sus compañeros de cartel para enfrentar sus toros, Julián decidió matar los 6 toros por su propia cuenta y riesgo. Un verdadero record para la tauromaquia mundial.

La verdad que antes de verlo torear, mucho se hablaba sobre el fin de la fiesta brava y las prohibiciones que se multiplicaban por las plazas del mundo. Pero después de ver a “El Juli” sobre el ruedo, con ese arrojo y valentía para enfrentar toros de más de 500 kilos, me convencí de que teníamos toros para rato, que la fiesta nunca desaparecería más aun teniendo a matadores como Julián López “El Juli”. 

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